Los griegos llamaban própolis a las puertas de una ciudad (πρό, delante de, ante; en defensa de y πόλις, ciudad).
Y el propóleo es la sustancia con la que las abejas protegen su panal. Unas veces cubren sólo la entrada y otras todo el panal.
Es una sustancia con gran poder antibiótico, que les previene de bacterias, virus y hongos, y que ha pasado a formar parte de muchos de nuestros medicamentos.
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