Sobresaliente.
Lo hacemos sin darnos cuenta; alabamos los logros de los hijos. Nos enseñan las notas y decimos "¡Qué bien!.¡Un sobresaliente!".
Pero a muchos ésto les llena de ansiedad, porque creen que necesitan otro sobresaliente para conseguir las alabanzas y el reconocimiento de sus padres.
Mejor si decimos algo como "Te has esforzado mucho, has hecho lo que has podido. ¡Muy bien!."
Hay que valorar el esfuerzo, más que los resultados.
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