El término proviene del griego keration (κεράτιον), que significa algarrobo, y nos llegó a través del árabe quirat, y de ahí nuestro quilate. En la antigüedad se dieron cuenta de la uniformidad del peso de las semillas del algarrobo, llegando a creer que todas pesaban igual, y las utilizaron como medida para pesar joyas y piedras preciosas.
Ricardo Montoliu se ha molestado en pesar una serie de semillas, comprobando que se diferencian, de promedio, 12 mg., lo que daba suficiente fiabilidad cuando no había balanzas de precisión.
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