Hemos visto cómo un acúmulo de porfirinas, al reaccionar con la luz, puede destruir tejidos cercanos.
Ésta circunstancia está siendo aprovechada por algunos científicos para curar ciertos tipos de cáncer de piel, aplicando lo que llaman terapia fotodinámica. Está logrando buenos resultados, con mínimos efectos secundarios.
Se aplica al paciente una pomada con cierto contenido de porfirinas, se va a dar un paseo y vuelve al de unas cuatro horas, tiempo en el que se habrá absorbido el producto. Entonces se le aplica durante veinte minutos un haz de luz controlado sobre la zona. Nada más.
Se consigue así una destrucción controlada del tejido canceroso, sólo donde se haya aplicado el compuesto y sólo cuando se aplique la luz.
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